¿Las cenas de Navidad te parecen eternas y algo aburridas?
Acá te dejamos una guía para hacerlas mega picantes. Porque sí, los encuentros familiares pueden ser monótonos (o hasta incómodos), con el típico cuñado que cuenta chistes malos y el primo que no para de mirar el celular. Pero, ¿y si te proponés cambiarle el ritmo a la noche?
Te invitamos a un reto que hará que no quieras que termine la cena: Aprovechá la típica reunión navideña para cumplir fantasías con tu pareja. Sí, estamos hablando de disfrutar de orgasmos en secreto, delante de toda la familia. ¿Te animás?
UNA CHISPA DE EMOCIÓN BAJO LA MESA
Antes de sentarte a la mesa, asegurate de que vos o tu pareja lleven un vibrador con control remoto. Esto transforma la cena en un juego clandestino. Por ejemplo:
- Para estimular el clítoris sin ser descubierta, el vibrador con bluetooth LILU es ideal.
- Si preferís jugar con la zona G, la bala LILO hace el trabajo perfecto.
- En personas con pene, un Plug anal vibrador, es perfecto para estimular el punto P.
TRUQUITO EXTRA
Hacé que las vibraciones sean parte del juego: elegí una palabra clave como "Navidad". Cada vez que alguien diga "Feliz Navidad" o "Me encanta la Navidad", la magia bajo la mesa se enciende. ¡Imaginá la complicidad y las risas contenidas!
HACELO INESPERADO: UN TOQUE DE LENCERÍA
¿Creés que la lencería solo se usa en casa? Esta Navidad, sacala a relucir. Usá medias con ligas, un arnés de cuero o un conjunto de encaje que haga arder la noche.
Para sumarle emoción, acariciá a tu pareja con el pie bajo la mesa y dejale ver lo que llevás puesto. Ese simple gesto puede convertir todo en fuego puro.
SUSURROS QUE ENCIENDEN
Si hablar 'sucio' no es lo tuyo, no te preocupes: no hace falta ser un poeta erótico para subir la temperatura con tu pareja. A veces, las palabras más simples y directas son las que más encienden. Aprovechá esos momentos en los que el ruido de la cena cubre cualquier susurro y acercate al oído de tu pareja para que solo él o ella pueda escuchar.
Acá van algunas ideas para empezar:
- "¿Te acordás de esa noche en la que…?" (Dejale completar el recuerdo y mirá cómo se ruboriza).
- "¿Qué te gustaría que te haga cuando estemos solos?" (Esto no solo prende la chispa, sino que crea expectativa).
- "No puedo dejar de pensar en lo que quiero hacerte más tarde."
Si ya entraron en confianza, podés subir un poquito el nivel:
- "¿Qué tenés puesto abajo de esa ropa? No puedo esperar para descubrirlo."
- "¿Te acordás de lo que hicimos en [nombre de un lugar especial]? Quiero repetirlo."
- "Decime exactamente lo que querés que te haga… pero susurralo al oído."
No te olvides de las miradas: mientras hablás, mantené el contacto visual cuando puedas
Ese cruce de ojos cómplice hará que las palabras tengan aún más efecto. Y recordá esto no es solo para calentar el momento, también crea complicidad y refuerza el deseo mutuo. La clave está en ser sincerx, divertidx y, sobre todo, disfrutar el juego.
UN GUIÑO QUE CAMBIA TODO
Cuando la tensión sexual está al límite y las miradas entre vos y tu pareja dicen más que mil palabras, un simple guiño puede ser el código perfecto para tomarse un "recreo". En plena cena navideña, nadie sospechará de un pequeño desvío al baño. Una vez allí, el momento es solo de ustedes, y todo puede transformarse en un juego secreto que avive la pasión.
Una vez allí, todo se vale:
1. Un toque de bondage discreto:
Si querés sumar picante, llevá pinzas para pezones y colocalas rápidamente mientras están a solas. Este pequeño accesorio no solo estimula, sino que también genera un toque de complicidad y adrenalina al saber que están haciendo algo fuera de lo habitual. Eso sí, no olvides que las pinzas deben usarse por un máximo de 15-20 minutos para evitar molestias. Además, lo divertido es aparentar normalidad al volver a la mesa con esa picardía oculta.
2. Masajes estimulantes:
Otro truco para sumar emoción es llevar una crema estimulante para la zona G o un lubricante de silicona para el punto P. En el baño, dedicá unos minutos a aplicar el producto con suavidad y a disfrutar de un masaje breve. Esto no es el momento de descontrolarse, sino de preparar el terreno para lo que viene después. Pensalo como una previa de lo que van a compartir más tarde en privado.
EL REGALO QUE NO OLVIDARÁ
Antes de volver a la mesa, despedite de tu ropa interior y pasásela a tu pareja bajo la mesa. La mirada en su cara será el mejor regalo de Navidad.
Mientras todo el mundo en la cena sigue charlando y brindando, ustedes tienen un secreto que los conecta a otro nivel. Ese momento a solas, aunque breve, les recuerda que incluso en medio de las festividades, siempre pueden hacer espacio para el deseo y la diversión.
Recordá siempre la discreción: una sonrisa al volver a la mesa y el mejor poker face serán tus aliados. Porque lo que pasa en el baño… queda entre ustedes.
Después de una cena así, estarás deseando salir de ahí con tu pareja para darle rienda suelta a todo lo que prepararon. Este juego no solo le suma picante a una situación monótona, sino que refuerza la conexión y la complicidad.